“Servicio de información telefónica prestado por SERVICIOS TELEFONICOS DE ATENCION AL CLIENTE SL ”
Es un hecho que cada vez se usa menos el dinero en efectivo para efectuar un pago y que las tarjetas de crédito se han convertido en el método de pago al que más recurren las personas. Precisamente por este motivo, es importante detenerse a reflexionar de vez en cuando sobre cómo utilizamos las tarjetas de crédito. Es posible que, durante esta reflexión, te hayas planteado si sería mejor obtener una tarjeta de crédito o una de prepago. Si es así, continúa leyendo, porque en esta entrada hablaremos de ello.
El tipo de tarjeta al que más acostumbrados estamos es la tarjeta de crédito. Un artículo del medio El Español indicó que ya había más tarjetas de crédito que habitantes en el año 2016. Si eso era así hace cinco años, imagina cómo será ahora. En lo que a la tarjeta de crédito respecta, es una herramienta que no está vinculada directamente a una cuenta bancaria, es decir, el pago no se carga de forma inmediata, pero sí lo hará al mes siguiente, cuando se proceda a retirar la cantidad de ese pago del importe de la tarjeta. Por otro lado, la tarjeta de prepago funciona de una manera distinta. Es importante no confundir la tarjeta de prepago con la tarjeta de débito, a pesar de sus similitudes. Con las tarjetas de prepago uno deberá tener disponible el dinero que va a gastar en la tarjeta, puesto que el cobro no se le pasará al mes siguiente como en las tarjetas de crédito. Es decir, debemos consumir exclusivamente la cantidad de dinero exacta que hayamos cargado en la tarjeta.
La realidad es que no todos los usuarios tienen las mismas necesidades o condiciones, con lo que la decisión será, en gran medida, personal. Uno tendrá que decantarse por la opción que más interesante le pueda resultar en función de su bolsillo y de su economía doméstica. El lado positivo de la tarjeta de crédito es, como hemos explicado previamente, la capacidad de aplazar los pagos al mes siguiente. Sin embargo, esto también tiene truco, puesto que, si se sobrepasan los límites del pago, que suelen ser límites muy cortos, los recargos por el aplazamiento serán muy elevados. En el caso de la tarjeta de prepago, su mayor ventaja es que tienes la posibilidad de controlar el gasto de forma más exhaustiva. No habrá gastos extraordinarios ni cobros sorpresa que no estén controlados. Pero, si mayor virtud es también su defecto, porque la tarjeta de prepago no podrá emplearse en caso de emergencia como la de crédito, a menos que volvamos a realizar una recarga, que no siempre es tan sencillo.
De acuerdo con esta información, lo más acertado es valorar nuestra posición económica y pensar en cuál es la posibilidad que mejor se adapta a nosotros mismos.